La soberanía digital europea no se decreta en Bruselas; se construye entre territorios.

Ante la dependencia tecnológica que amenaza su autonomía estratégica, Europa no puede limitarse a directrices impuestas desde arriba. La urgencia de la situación exige un enfoque radicalmente nuevo: tejer una red horizontal de cooperación entre regiones, ciudades y territorios para compartir innovaciones y buenas prácticas. La soberanía es una empresa colectiva, o dejará de existir. Otoño…

Artículo disponible sólo para suscriptores.
Acceso
Registro